MAYÉUTICA
Se cae la casa desde que se marchó,
perdí la pista del eje del salón.
Dejo las ventanas sin cerrar
y la puerta abierta
por si decidiera regresar
que no tuviera que esperar,
que nada la entretenga.
Y dejo las canciones sin final
por si no vuelve nunca más
y nada fuera cierto.
Se cae la casa desde que se marchó,
perdí la pista del eje del salón.
Dejo las ventanas sin cerrar
y la puerta abierta
por si me entran ganas de escapar
que no tuviera que esperar,
que nada me entretenga.
Y dejo las canciones sin final
por si un día quiero regresar
y nada fuera cierto.
No quedan sombras del pasado
desde que te has acercado.
Ahora todo es claridad.
No quedan penas atrasadas
ni quedan puertas cerradas
ni nada que derribar.
No queda ni una sombra.
No queda ni un recuerdo amargo.
Para no sucumbir,
me tengo olvidado
de todo lo malo.
Y pongo, a ver qué pasa,
hoy las cartas sobre la mesa,
y te voy a decir
lo que a mí me pasa,
por si te interesa:
Siento que me estremezco
solo de estar contigo, respirando el mismo aire.
Siento que me estremezco,
¿será que, culpa del amor, todo me sabe diferente?
He perdido la cabeza
y la he perdido tantas veces
que perdí la cuenta.
Ahora tengo la certeza
y la he tenido tantas veces…
y perdí la apuesta.
Y me pasé las noches sin dormir
como lobo aullándole a la luna llena.
Todo lo que te hace sonreír
me vale la pena.
Quise hacer el mundo más feliz
y quise volar y hacer un mundo nuevo
y, aunque todo esté por conseguir,
no me desespero.
Hoy tal vez el viento sople a mi favor
y me empuje, me eleve y me lleve y me lleve.
Voy caminando
y, de cuando en cuando, encuentro una canción
que me empuja, me eleva y me lleva y me lleva.
Siento que me estremezco.
¿Será que, culpa del amor, todo me sabe diferente?
Ha llegado la mañana
y ha entrado por la ventana
un rayito de sol.
Me he pasado tanto tiempo
esperando este momento
que perdí la razón.
Y me pasé las noches sin dormir
como lobo aullándole a la luna llena.
Todo lo que te hace sonreír
me vale la pena.
Quise hacer el mundo más feliz
y quise volar y hacer un mundo nuevo
y, aunque todo esté por conseguir,
no me desespero.
Hoy tal vez el viento sople a mi favor
y me empuje, me eleve y me lleve y me lleve.
Voy caminando
y, de cuando en cuando, encuentro una canción
que me empuja, me eleva y me lleva y me lleva.
Mierda de filosofía,
me iría,
me ahoga.
Dime si tú te vendrías,
y el día
y la hora.
Buscando la manera
de hacer revoluciones,
pasé la vida entera
tocando los cojones:
tener un ideario
y perder las convicciones,
volver a lo primario,
que yo solo quiero hacerte bailar
como una puta loca.
No quiero asomarme
al fondo del abismo,
que tengo que acercarme
y pierdo el equilibrio.
Que no quiero asomarme
ni al fondo de mí mismo,
que pierdo el equilibrio,
y yo solo quiero hacerte bailar
como una puta loca.
Mierda de filosofía,
me iría,
me ahoga.
Dime si tú te vendrías,
y el día
y la hora.
No quiero asomarme
al fondo del abismo,
que tengo que acercarme
y pierdo el equilibrio.
Que no quiero asomarme
ni al fondo de mí mismo,
que pierdo el equilibrio,
y yo solo quiero hacerte bailar
como una puta loca.
Nada después de tu mirada.
Nada después de este instante de luz,
solo una imagen congelada.
Nada después de este instante, que tú.
Ni un millón
de besos que te diera,
de abrazos que te diera,
de versos que te hiciera…
Date prisa, métete en la cama,
que el vis a vis se acaba
y empieza aquí,
con esta flor, la primavera.
Ojalá me muera
de repente, ahora,
fruto de esta alegre sobredosis
que me da al tenerte justo enfrente ahora,
y ya no necesito nada más
que tú queriendo descifrar
mi empeño por poner
un cielo azul aquí entre tanto trasto.
Tú tratando de entender
qué he venido a buscar,
perdí el gobierno de mis propios actos.
Tú, capaz de adivinar
mensajes escondidos
en mis aullidos,
bajo la luna llena.
Tú haciéndome llegar
al límite, al deseo.
Y ahora siento el cuerpo.
Ahora es el momento.
No quedan sombras del pasado
desde que te has acercado.
Ahora todo es claridad.
No quedan penas atrasadas
ni quedan puertas cerradas
ni nada que derribar.
Nada después de tu mirada.
Nada después de este instante de luz,
solo una imagen congelada.
Nada después de este instante, que tú.
Ni un millón…
ni de cataclismos.
Date prisa, métete en la cama,
que el vis a vis se acaba
y empieza aquí,
con esta flor, la primavera.
Y estoy harto de sobrevivir
el tiempo que no te veo,
y ahora que tú te has pasado por aquí
y estoy en pleno apogeo,
ojalá me muera de repente, ahora,
fruto de esta alegre sobredosis
que me da al tenerte justo enfrente ahora,
y ya no necesito nada más
que tú queriendo descifrar
mi empeño por poner
un cielo azul aquí entre tanto trasto.
Tú tratando de entender
qué he venido a buscar,
perdí el gobierno de mis propios actos.
Tú, capaz de adivinar
mensajes escondidos
en mis aullidos,
bajo la luna llena.
Tú haciéndome llegar
al límite, al deseo.
Y ahora siento el cuerpo.
Ahora es el momento.
Pongo rumbo a la locura,
que me sabe a poco
andar a ras de suelo despacito,
y he subido a tanta altura
que el cielo es poco
y solo tu mirada necesito,
y has venido, me has mirado
y de repente se ha parado el tiempo,
y ahora siento el cuerpo.
Ahora es el momento.
Au Au Au
si la luna brilla.
Aunque no supiera qué decir,
no dudaría en abordarte.
Hoy no dudaría en embestirte 1
si te tuviera aquí delante.
Y hoy el espacio-tiempo nos concedió:
un tren que pasa, una estación.
Los sabores eran tan potentes…
y los colores eran tan brillantes…
Solo son destellos,
sé que solo son destellos.
Los sonidos eran tan potentes…
y las estrellas eran tan brillantes…
Solo son destellos,
sé que solo son destellos.
Mírame, acabas de llegar,
y subo a otro escalón.
Me acabo de enterar
de que ha salido el Sol
y ha prometido darme,
en adelante,
un cielo azul.
Un cielo siempre azul.
Empieza la función,
aquí se admiten peticiones.
Todos los sueños que no se han cumplido.
Hablamos del amor
y ya no existen condiciones.
Cruza la puerta y quédate conmigo.
Dejo las ventanas sin cerrar
y la cama sin hacer
y la puerta abierta,
por si vuelve a aparecer,
que no se entretenga.
Y dejo las canciones sin final
porque no puedo saber
cómo acaba el cuento,
por si no quiere volver
y nada fuera cierto.
Que yo no soy el dueño de mis emociones.
Yo no soy el dueño de mis emociones.
Sé que hay algo que nos aproxima.
No, yo no sé si el mar
soltará una nube
y si sube
y si viene un viento que la ayude,
o puede
que suba
y que tenga miedo a las alturas.
No, y no hay nada que nos incrimine.
No dependió de ti,
no, y no dependió de mí
que se secaran las flores,
que fue, yo te puedo asegurar,
culpa de un lejano mar,
que no lloviera, no llores
que hoy el espacio-tiempo nos concedió:
un tren que pasa, una estación.
Siento que estoy fuera de lugar,
hoy, en mi mente.
Y veo que me entran ganas de escapar
urgentemente.
Quiero volver a empezar
una noche sin luna,
que quiero verte brillar
cuando esté todo a oscuras.
Una luz de agarradero,
necesito, porque el suelo
se mueve.
En serio,
se mueve
y me desequilibra.
Empieza la función,
aquí se admiten peticiones.
Todos los sueños que no se han cumplido.
Hablamos del amor
y ya no existen condiciones.
Cruza la puerta y quédate conmigo.
Dejo las ventanas sin cerrar
y la cama sin hacer
y la puerta abierta,
por si me quiero marchar,
que nada me entretenga.
Y dejo las canciones sin final
porque no puedo saber
cómo acaba el cuento,
por si no quiero volver
y nada fuera cierto.
Que yo no soy el dueño de mis emociones.
Yo no soy el dueño de mis emociones
ni del gobierno de mis propios actos.
Ahora soy un adicto feliz.
A mí nadie me ha visto llorar.
Ahora soy un adicto de ti
y del aire que respiras,
que nunca se me termina.
Y ahora soy un adicto feliz.
A mí nadie me ha visto llorar.
Ahora soy un adicto de ti
y del eco de tus pasos al llegar.
Ahora soy un adicto feliz.
A mí nadie me ha visto llorar.
Ahora soy un adicto de ti
y de tu piel y de tu boca…